Los callos son una manifestación de un estímulo externo contra uno interno es decir la presión que reciben las estructuras internas (huesos) de las estructuras externas (el calzado) producen una reacción en la piel de protección (hiperqueratosis) y se forma un callo. Los cuales suelen presentarse en los sitios de mayor fricción, sobre los dedos, en la planta, en el talón y en donde se dé el roce que produce el callo.
Los síntomas se pueden aliviar momentáneamente mediante un pedicure sin embargo el problema desaparecerá de forma paulatina cuando se resuelva el problema biomecánico que provoca el roce excesivo.
Esta solución se puede dar mediante el uso de plantillas de soporte personalizadas, utilizando un calzado más suave y menos apretado o por medio de productos de gel que aíslen el callo de la fricción.
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